Síndrome de Jacobsen: ¿Qué es?

El síndrome de deleción terminal 11q es una anomalía cromosómica poco frecuente que forma parte de lo que se conocen como Enfermedades Raras. Su frecuencia se estima en 1 de cada 100.000 nacimientos. Se denomina así porque está causado por la pérdida o deleción* del extremo distal del brazo largo del cromosoma 11. También se conoce como síndrome de Jacobsen (JS) en reconocimiento a la genetista danesa Petrea Jacobsen que lo identificó y describió por primera vez en 1973.

Los cromosomas son estructuras microscópicas presentes en las células de nuestro cuerpo que contienen la información genética necesaria para su desarrollo y funcionamiento. Se enumeran por su tamaño, de mayor a menor, del número 1 al 22. Todos tenemos un par de cada uno de estos cromosomas: uno heredado de nuestro padre, y otro de nuestra madre, además de los cromosomas sexuales X e Y. Los cromosomas tienen un brazo corto (“p” de petit) y uno largo (“q”). En la mayoría de las personas afectadas con el síndrome de Jacobsen, el extremo distal del brazo largo de uno de los dos cromosomas 11 está ausente. Su pérdida se produce habitualmente al azar en el espermatozoide o en el óvulo que da lugar a esa persona.

Las manifestaciones clínicas del síndrome de Jacobsen guardan relación con los genes incluidos en el fragmento del cromosoma 11 ausente. En la mayoría de los casos, el cromosoma se ha roto a la altura de las bandas denominadas 11q23 u 11q24 y se ha perdido la parte del cromosoma comprendida entre estas bandas y el extremo final. En algunos casos, el fragmento perdido es menor y las manifestaciones clínicas pueden no resultar tan típicas. El genetista o su pediatra le podrá indicar el punto de rotura y el tamaño del fragmento cromosómico ausente.

En casos excepcionales, esta anomalía cromosómica se produce después de la concepción, en las primeras divisiones celulares, dando lugar a dos poblaciones celulares distintas: una con la deleción terminal 11q y otra con una dotación cromosómica normal. Esto se conoce como “mosaicismo cromosómico” y en estos casos las manifestaciones clínicas suelen ser aún más leves.

(*) El término deleción procede del griego deleterios: destruir, eliminar.

Fuente: Unique «11q deletion disorder: Jacobsen syndrome» www.rarechromo.org

SÍNDROME DE JACOBSEN

Características comunes

En general, las manifestaciones clínicas se correlacionan con el tamaño y la localización de la deleción. Las nuevas técnicas moleculares, como la hibridación genómica comparada mediante el empleo de array (array-CGH), permiten delimitar con precisión el tamaño de la deleción y conocer los genes localizados en la misma. Sin embargo, debido a las complejas interacciones entre los distintos genes y proteínas, las manifestaciones clínicas entre dos personas con una misma deleción pueden variar y no ser necesariamente las mismas.

La mayoría de los niños y niñas con síndrome de Jacobsen tienen unos rasgos faciales similares entre sí. Las características más frecuentes incluyen una frente estrecha y prominente (lo que se conoce como trigonocefalia, causada por una fusión prematura de las suturas de los huesos del cráneo), ojos más separados (hipertelorismo), párpados caídos (ptosis), pliegue de la piel en el canto interno de los ojos (pliegue epicántico), puente nasal ancho, orejas de implantación baja, comisuras de la boca descendentes, mandíbula pequeña (micrognatia) y cabeza pequeña (microcefalia).

Muchas de estas manifestaciones son únicamente estéticas. La trigonocefalia grave puede ser corregida quirúrgicamente mediante una intervención que libera la fusión prematura de la sutura craneal central o metópica (craneotomía). Si la caída (ptosis) de los párpados es importante y tapa parte de la pupila dificultando la visión, puede estar indicado recurrir a la cirugía para elevar el párpado afectado (blefaroplastia) y asegurar que la visión se desarrolle normalmente.

La mayoría de los niños son bajos para su edad y muchos de ellos están por debajo del percentil 5. Es frecuente que exista un déficit de hormona del crecimiento. Por este motivo, todos los niños con síndrome de Jacobsen deben ser valorados por un especialista en endocrinología que compruebe, además, sus niveles hormonales. Si se detecta un déficit de hormona del crecimiento, se debe considerar la indicación de tratamiento hormonal, sopesando en cada caso sus ventajas e inconvenientes.

Muchos bebés son reacios a succionar y les resulta difícil coordinar la succión y la deglución. Algunos bebés presentan un grado de reflujo mayor de lo que suele ser habitual a esta edad, por lo que el alimento del estómago refluye de vuelta por el esófago a la boca. La mayoría de los problemas de alimentación son el resultado de un bajo tono muscular y de la inmadurez en la coordinación, y ambos mejoran con la edad; en el caso de los niños con anomalías cardiacas asociadas, suelen mejorar tras la cirugía y corrección del problema cardiaco.

En aquellos bebés con problemas graves de reflujo que no responden al tratamiento inicial habitual (postural, medicación, espesantes), puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica (fundoplicación o técnica de Nissen), para mejorar el mecanismo valvular entre el estómago y el esófago. En casos excepcionales, puede ser necesario recurrir a la inserción de un tubo de gastrostomía, a través del cual se puede suministrar directamente el alimento al estómago, como solución temporal.

Los niños con síndrome de Jacobsen alcanzarán las etapas de desarrollo un poco más tarde que los otros niños, pero lo conseguirán finalmente. Todos los niños aprenden a caminar. La mayoría lo logra superando la hipotonía (bajo tono muscular); algunos necesitan tratamiento ortopédico específico para tratar problemas como ciertas deformaciones del pie (pie zambo) y la rigidez de los músculos del pie y pantorrilla. 

Las habilidades manuales y la coordinación de vista y manos (habilidades motoras finas) también se adquieren más tardíamente, pero con estimulación temprana y terapia ocupacional la gran mayoría aprende a alimentarse, a lavarse y vestirse por sí mismos, a escribir y a manejar un ordenador. 

La mayoría de los niños con síndrome de Jacobsen aprende más lentamente que sus compañeros de clase y suelen tener dificultades de aprendizaje leves o moderadas.

El abanico estas dificultades es muy variado y se recomienda una evaluación psicopedagógica detallada para identificar y potenciar el desarrollo de sus capacidades. Generalmente, estos niños tienen dificultades para mantener la atención y se distraen con facilidad, lo que puede limitar sus logros, sobre todo en un entorno educativo no estructurado.

En el 2009, el equipo del Dr. Paul Grossfeld realizó una serie de evaluaciones cognitivas integrales a un grupo de 14 niños con síndrome de Jacobsen y deleciones de distinto tamaño. Los nueve niños que tenían una deleción de un tamaño igual o mayor a 12 megabases (Mb) presentaban alteraciones cognitivas importantes, mientras que el resto de los niños con deleciones menores presentaban menor discapacidad. Esto sugiere que puede haber un gen crítico para el desarrollo y/o la función del cerebro que se localiza en la región que separa las deleciones mayores de las menores. Uno de los tres genes identificados en esta región es BSX-1, implicado en el desarrollo del cerebro. Es probable que este gen contribuya a las deficiencias significativas que presentan las personas con deleciones mayores.

El habla aparece tarde y los niños necesitan apoyo para usar medios de comunicación alternativos, como el lenguaje de signos o los dibujos (pictogramas), hasta que son capaces de expresar sus deseos y necesidades.

La gran mayoría aprende a hablar y algunos lo hacen con fluidez. Sin embargo, no todos lo consiguen y muchos niños pueden comprender (lenguaje receptivo) a un nivel superior al que son capaces de hablar (lenguaje expresivo).

Según informan las familias, algunos niños son proclives a los trastornos de conducta; pueden presentar conductas desafiantes y muestran tendencia a reclamar la atención de los demás. Algunos tienen rabietas espectaculares, pero habitualmente éstas, así como los comportamientos agresivos, tienden a desaparecer conforme se desarrolla el lenguaje. Algunos niños desarrollan comportamientos compulsivos, otros muestran una conducta similar al autismo, y muchos son diagnosticados de trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

En conjunto, los niños parecen comportarse mejor en un ambiente estructurado y se relacionan mejor con los adultos que con otros niños de su edad.

Si la familia está preocupada porque su hijo pega o muerde a otros niños, o muestra cualquier tipo de comportamiento obsesivo, debe buscar la ayuda correspondiente. 

43 personas con deleción 11q terminal y edades comprendidas entre 1 y 25 años participaron en estudio del sueño. Los resultados demostraron que una gran mayoría (77%), incluyendo seis adultos, no tenía problemas de sueño en el momento del estudio. Sin embargo, alrededor de una cuarta parte de las personas refirieron haber tenido en algún momento problemas de sueño (al menos una noche a la semana), y en algunos casos importante (tres o más noches a la semana). El problema más común era despertarse con frecuencia durante la noche, seguido de despertarse demasiado temprano (antes de las 5 de la mañana), y de dificultad para conciliar el sueño.

Los padres refirieron que más de la mitad de sus hijos (54%) tenían o habían tenido un problema de sueño. Estos problemas duraron al menos un año en la mayoría de ellos.

Otras características mencionadas incluyeron el sueño inquieto (60%), los niveles inusualmente altos de actividad diurna (41%), y la insistencia en que permaneciese alguien con ellos hasta conciliar el sueño (25%).

Fuente: Unique «11q deletion disorder: Jacobsen syndrome» www.rarechromo.org

SÍNDROME DE JACOBSEN

Complicaciones médicas

Se considera que la gran mayoría de los niños con deleción 11q distal tiene una alteración hematológica conocida como síndrome de Paris-Trousseau. Esto les hace propensos a hematomas y moratones con golpes leves y a sangrar abundantemente si se hacen una herida o si se someten a intervenciones quirúrgicas. Incluso una hemorragia nasal puede provocar una gran pérdida de sangre.

Esta alteración hematológica se manifiesta de dos maneras: los niveles de plaquetas -las células sanguíneas que juegan un papel importante en la coagulación- de estos niños al nacer son bajos (trombocitopenia); posteriormente, a lo largo de la infancia, se elevan hasta alcanzar niveles normales, pero persiste una anomalía en la función de esas plaquetas. La gravedad de esta disfunción es muy variable (desde escasamente perceptible hasta llegar a poner en peligro la vida), pero todas las personas con síndrome de Jacobsen tienen un mayor riesgo de hemorragias a lo largo de sus vidas.

Alrededor de la mitad de los bebés con síndrome de Jacobsen nacen con problemas cardíacos que requieren intervención quirúrgica.

Los defectos cardíacos más comunes incluyen un orificio que comunica las dos cavidades inferiores del corazón (comunicación interventricular, CIV) y las anomalías en el lado izquierdo del corazón (de donde sale la sangre que circula por todo el cuerpo), a menudo afectando a la aorta, la arteria principal que sale del corazón.

El síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, una malformación de las cavidades y las válvulas del lado izquierdo del corazón, es la manifestación más grave.

Los niños tienen un mayor riesgo de nacer con un descenso incompleto de los testículos.

El riesgo de desarrollar estenosis hipertrófica del píloro (EHP) es mayor que en otros niños. Los bebés con estenosis pilórica vomitan con fuerza y de forma repetida a causa del estrechamiento que se produce en la salida del estómago (píloro) hacia el intestino.

Los síntomas suelen aparecer entre las dos y las seis primeras semanas de vida; la EHP requiere cirugía inmediata.

Se ha observado que la mitad de los niños con deleción 11q distal padece estreñimiento. El estreñimiento es muy común en niños con otras anomalías cromosómicas y es probable que se deba en parte a una menor actividad física. Si las medidas de tratamiento habitual (aumento de la ingesta líquida, alimentación rica en fibra, ejercicio físico, etc.) no dan resultados, se necesita tratamiento médico.

Los trastornos oculares más comunes incluyen la desviación de uno o de ambos ojos (estrabismo) y la miopía e hipermetropía, aunque ambas pueden ser corregidas. Un hallazgo muy poco frecuente en algunos niños es la tortuosidad de los vasos sanguíneos de la retina; aunque se desconoce su significado, no afecta a la visión. Algunos niños tienen una pequeño defecto o hendidura en el iris (coloboma), en forma de “ojo de cerradura”, que no afecta a las estructuras internas del ojo y no compromete la visión.

Son muy frecuentes las infecciones de oídos y las sinusitis, como ocurre en otros niños con trastornos cromosómicos. Sin embargo, los investigadores no han hallado pruebas de que los niños con síndrome de Jacobsen tengan carencias del sistema inmunitario y pueden ser vacunados a la misma edad que cualquier otro niño*. Las otitis repetidas pueden causar cierta pérdida temporal de la audición y muchos niños precisan la inserción de tubos de drenaje timpánico. Algunos niños presentan una pérdida de audición permanente de grado variable.

(*) Estudios recientes y posteriores a esta publicación muestran que la mayoría de las personas con deleción 11q distal presenta una forma leve de inmunodeficiencia combinada (ver sección “Complicaciones y recomendaciones”).

Fuente: Unique «11q deletion disorder: Jacobsen syndrome» www.rarechromo.org